Cada cierto tiempo la RAE modifica el idioma con fines de simplificación. Si quieres saber cuáles cambios se han incorporado, no te pierdas este artículo.
Aproximadamente cada siglo se produce una revolucionaria modificación a la lengua. Cuando el máximo organismo regente de la lengua fue creado en 1715 llegó pisando firme en materia de ajustes lingüísticos. Fue así como se diferenció el uso de la u y la v, y el de la i y la y, que hasta ese momento se utilizaban indistintamente (se podía decir usted y vsted, al igual que imagen e ymagen). Para esa época se establecieron reglas para el uso de uno de los muchos dolores de cabeza ortográficos: la h, que hasta entonces se usaba porque sí y no se usaba porque no (una persona podía ser humilde o umilde). Otro de los cambios que marcó un hito fue la estandarización del uso de la b y la v, según la raíz de la palabra, con lo que quedaron atrás las expresiones dejava, cavallo, boz y bivir. También se introdujeron en ese siglo las reglas para el uso de la c antes de la e y la i, y la z antes de o, a y u, en remplazo de la ç, lo que llevó a corazón en vez de coraçón y lucir en lugar de luzir.
En el siglo XVIII se hace el cambio de qu a cu (cuales, cuatro en lugar de quales y quatro). Asimismo, la y quedó como vocal únicamente al final de palabra con diptongo o triptongo (rey, voy, buey) y fue eliminada como vocal en posición intermedia en las palabras (Caicedo, aire y Leiva en vez de Caycedo, ayre, Leyva). En ese mismo siglo se eliminó la x con sonido de j de caxa, Xavier y lexos pasaron a ser caja, Javier y lejos.
Más recientemente se han seguido produciendo otros cambios que buscan simplificar el uso del idioma para facilidad de sus usuarios. A mediados del siglo XX se ajusta el sistema de tildes y se eliminó de los monosílabos como fe, fue, vio, dio, pie (sí señor, ¡no llevan tilde desde hace más de medio siglo!). También se eliminaron en las formas derivadas de verbos terminados en uir como concluido, sustituido, incluido. Esa reforma también la eliminó de jesuita, entre otras expresiones.
Estos procesos de simplificación ortográfica buscan acercar la escritura a la pronunciación más empleada en la que algunas letras se han ido omitiendo. Es el caso de suscrito, que ha reemplazado a subscripto, convertido ahora en arcaísmo. Los dogmas mandatarios que caracterizaron los inicios de la RAE ahora son recomendaciones de uso en las que permanece la forma anterior y se sugiere o se acepta la simplificación. Estas son algunas de las simplificaciones que Fernando Ávila presenta como las implementadas en los últimos años:
- Las palabras que empiezan por ps pueden omitir la p inicial: psicología y pseudónimo pueden ser sicología y seudónimo.
- Las palabras que empiezan por gn pueden escribirse solo con n: gnóstico y gnomo se pueden reemplazar por nóstico y nomo.
- Las palabras que empiezan por mn se pueden simplificar a n inicial: en vez de mnemotecnia puede escribirse nemotecnia.
- La doble e se puede reducir a una sola en palabras compuestas: reemplazar, sobreentendido, sobreesdrújula pueden ser remplazar, sobrentendido, sobresdrújula.
- La b después de algunas vocales se puede eliminar: obscuro, substancia, substantivo pueden escribirse como oscuro, sustancia y sustantivo.
- La p después de algunas vocales puede omitirse: suscripto, séptimo y septiembre se pueden remplazar por suscrito, sétimo y setiembre.
- Las palabras que empiezan por trans pueden escribirse sin la n: transporte, transpirar, transplantar pueden ser reemplazadas por trasporte, traspirar y trasplantar.
- Las palabras que empiezan por el prefijo post pueden prescindir de la t: postgrado, postguerra y postoperatorio perfectamente pueden ser posgrado, posguerra y posoperatorio.
- Se pueden eliminar algunas h iniciales o intermedias: harmonía, harpa, harpía, alhacena, alhelí pueden cambiarse por armonía, arpa, arpía, alacena, alelí.
- La palabra consciencia puede escribirse sin s, aunque sigue habiendo discusión sobre una eventual doble significación en razón del uso o no de la s.
La más reciente versión de la ortografía de la lengua española, entre otros cambios, eliminó radicalmente la tilde en el adverbio solo (que significa solamente), al igual que la de los demostrativos este, esta, ese, esa, aquel, aquellas, cuando se utilizan para referirse a algo que se ha mencionado previamente. Entiéndase entonces que estas expresiones nunca deben llevar tilde (el pronombre esto no se incluye aquí porque jamás se ha tildado). De igual forma, desapareció la tilde de los monosílabos guion, Sion, ion, truhan, frio (pasado de freir), hui y en la o, que antes se tildaba únicamente cuando aparecía entre números (es un error esto ó lo otro).
Nos pueden gustar o no nos pueden gustar estos cambios, pero si miramos lo que ha sido el curso de la historia del idioma y los cambios incorporados, nos daremos cuenta de que se han introducido simplificaciones y reglas que han favorecido el uso del idioma, para una mejor comprensión de los hablantes. Se podría aplicar la regla de que “todo lo que no se pronuncia se atrofia”, y así, según hablemos, se irá modificando la lengua. No nos estrañe ke en algunos años la akademia se sierre por falta de atibidá de sus akadémikos.
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